jueves, 26 de octubre de 2023

EL ESTRIDENTISMO Y LA TEORÍA ABSTRACCIONISTA, por Arqueles Vela


El estridentismo no es una escuela literaria, ni un evangelio estético. Es, simplemente, un gesto. Una irrupción del espíritu contra el reaccionarismo intelectual.

                                                                               Para explicarse las tendencias del estridentismo, algunos escritores han consultado los diccionarios y las enciclopedias sin encontrar una exégesis artística de la palabra y han interrogado:

                        —¿Cómo es posible que haya un arte estridentista?—

                                                                                               No hay un arte estridentista, como tampoco hay un arte “impulsionista”, ni “paroxista”, ni “visionarista”. Nosotros no hemos catalogado, ni catalogaremos nuestra visión estética.

                                                No hemos anclado el vocablo estridentista, ni anclaremos ningún vocablo. Las palabras no expresan únicamente lo estipulado en los diccionarios. En cada frase tienen un valor y una sugerencia diferente. A veces, una palabra es algo más que una frase.

                                                                                                              Ahora que se ha desvanecido se ha esfumado el azoramiento producido por nuestros reflectores intelectuales y se dá al público, en las revistas, —entre ellas “EL UNIVERSAL ILUSTRADO”, la primera que se despejó de su hermetismo académico— algo de lo nuestro, sin subrayarlo de estravagancia y sin ribetearlo de curiosidad, es imprescindible equilibrar el desequilibrio ideológico de los que han comentado la tendencia literaria del Estridentismo.

              El comprimido estridentista de Manuel Maples Arce, publicado en la primera hoja de “ACTUAL”, no hace expeculaciones sobre un arte estridentista. Excita a los intelectuales jóvenes a hacer un arte personal y renovado, fijando las delimitaciones estéticas. A destruir las teorías equivocadamente modernas. A hacer poesía pura. Sin perspectivas pictóricas. Sin anecdotismo. Una poesía sincera, sin ordenar la emoción que es siempre desordenada. Las tendencias antiguas sujetaron la emoción a un esquema, a un itinerario para presentarla como una obra de equilibrio arquitectónico, de orfebrería y no como una obra original y emocional. Toda esa literatura está basada en una ecuanimidad que no tiene la vida. Lo real y lo natural en la vida es lo absurdo. Lo inconexo. Nadie siente ni piensa con una perfecta continuidad. Nadie vive una vida como la de los personajes de las novelas románticas. Nuestra vida es arbitraria y los cerebros están llenos de pensamientos incongruentes. El ensueño no tiene la plasticidad, la claridad de los poemas de los novecentistas.

                                           La teoría abstraccionsta, no es una teoría, sino una insinuación de afirmar la personalidad. De crear un arte puro y sin repujaciones. Un arte en que el sincronismo emocional tenga una equivalencia con ese ritmo sincrónico del ajetreo de la vida moderna.

                                         En su poema “PRISMA”, Maples Arce logra ensamblar su inquietud interior con esa inquietud que flota en unas pestañas, en una calle toda llena de inquietudes electrónicas y de humo de fabricas, con imágenes diametralmente opuestas y yuxtapuestas con una fuerte hilación ideologica.

                                                                                  ¿Quién no ha sentido en sus recuerdos desordenados, las miradas de las “mujeres telescopiadas en catástrofes de recuerdos” del poema de la “MUJER HECHA PEDAZOS”, de José Juan Tablada? Los que no comprenden la belleza del poema de Tablada es porque han tergiversado completamente la visión estética. Su falta de sinceridad los ha obligado a tener un concepto diferente de la emoción. Los que interpretan con más exactitud ese estado absurdo del espíritu que es la emoción, han sido siempre los poetas incomprensibles y por lo mismo, los más sinceros.

                                               Las innovaciones del grupo estridentista: la figura indirecta compuesta y las imágenes dobles —no dobles a la manera creacionista— han revolucionado no sólo, la forma que es lo menos importante en una renovación, sino la ideología, la manera de interpretar la armonía del universo. La poesía está en esa música luminosa desenrrollada por la rotación de las esferas. Y esa simultaneidad de armonías logradas sin tiempo, ni espacio, sin sujeto, es lo que hace nuestra teoría abstraccionista.

            La figura indirecta compuesta es una visión lograda con dos sugerencias desiguales sintaxicamente, y que ensambladas ideológicamente establecen una relación incoercible:

“…y el pentagrama eléctrico

de todos los tejados

se muere en el alero del último almanaque

de Maples Arce.

                                   La imágen doble interpreta simultáneamente la actitud espiritual y la actitud material:

                                 “…Y me alejé hacia el lado opuesto de su mirada…”

            de “La Srita. Est.”

                                               Esta síntesis exegética del estridentismo —la primera irrupción subversista que suscitó la pasividad ambiente— y la teoría obstraccionista, —la primera manifestación renovadora— es una interpretación personalista. No teorizamos sobre el abstraccionismo porque no es una teoría. Y porque nosotros no limitamos la fuerza creadora como los impulsionistas —teoría cientificofilosófica—, los paroxistas, —teoría neo-baulerina— los neoparoxistas —teoría tridimensional—, Etc. y las demás tendencias que circunscriben la emoción.

                                                                       Para no citar sino las teorías que no están al margen de Rimbaud, Mallarme, Apollinaire y Reverdy. Los dadaístas tenían mucho de humoristas y el humorismo no es más que un afán de no personalizarse.

                                                                                                                      Los que confunden el estridentismo con otras tendencias actuales con una teoría estética, no han leído nada del estridentismo, ni de las otras manifestaciones literarias.

 



 

 

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